De Raíces Rurales a Blues Urbanos: Por Qué Escuché, «No Eres de Aquí»
Hasta cumplir los dieciocho años, viví en un encantador pueblecito de apenas 15.000 habitantes, donde la vida era predecible y reconfortante. Conocía cada camino secundario, cada tienda local y el nombre de casi todas las personas con las que me cruzaba en la calle. Nuestro pueblo solo tenía tres rutas de autobús, cuyos horarios me sabía de memoria. El edificio más alto que teníamos era un antiguo molino, ahora museo, de cuatro pisos de altura. Pero cuando me mudé a una metrópoli vibrante para estudiar, me sentí perdido en muchos sentidos, enfrentándome a desafíos que nunca había anticipado y escuchando la frase «No eres de aquí» más veces de las que podía contar.