Cuando mi padre falleció, expulsé a su amante, alienando a toda mi familia
Todo cambió cuando cumplí 21 años. Mi padre se sentó conmigo y me presentó a Laura, una mujer a la que describió como «una buena amiga». Me sorprendió, no solo por su presencia, sino por la manera íntima en que se trataban. No pasó mucho tiempo antes de que me diera cuenta de que Laura era algo más que una amiga; era la amante de mi padre.