«Señora Carolina, soy Pilar y este es su nieto, Elías – Tiene seis años»: Hijo afirma no saber nada sobre el niño y sospecha que no es suyo
Era una tarde fría de octubre cuando el tranquilo paseo habitual de Carolina desde la biblioteca a casa fue interrumpido de manera inesperada. El sol acababa de ponerse y las calles del pequeño pueblo estaban casi desiertas. Carolina, una profesora jubilada, disfrutaba de estos momentos de paz. Sin embargo, esta paz estaba a punto de romperse de una manera que nunca podría haber anticipado.
Cuando se acercaba a su casa, una voz llamó: «¡Señora Carolina!» La voz era desconocida, y Carolina se detuvo, el corazón le dio un vuelco mientras se giraba para ver quién era. Una joven, probablemente de finales de los veinte, caminaba hacia ella, sosteniendo la mano de un niño pequeño con cabello rizado y grandes ojos inquisitivos.
«Señora Carolina, soy Pilar y este es su nieto, Elías,» dijo la mujer, su voz temblaba ligeramente. «Tiene seis años.»
Carolina sintió que su mundo giraba. ¿Nieto? Su hijo, Carlos, nunca había mencionado a un niño. De hecho, Carlos, un diseñador gráfico freelance, siempre había sido bastante reservado sobre su vida personal, pero Carolina estaba segura de que habría mencionado a su propio hijo.
«Creo que ha habido un error,» respondió Carolina, su voz firme a pesar del shock. «Mi hijo nunca ha mencionado…»
Pilar la interrumpió, sus ojos llenos de lágrimas. «Conocí a Carlos durante una conferencia en Nueva York hace seis años. Tuvimos una relación breve, y después de que nos separamos, descubrí que estaba embarazada. Intenté contactarlo, pero se había mudado y cambiado su número.»
El corazón de Carolina se dolía al mirar a Elías, quien parecía ajeno a la gravedad de la situación. Invitó a Pilar y a Elías a entrar en su casa, aún procesando la noticia. Una vez dentro, Pilar mostró a Carolina fotos y correos electrónicos entre ella y Carlos, que parecían confirmar su historia.
Sintiendo una mezcla de emociones, Carolina llamó a Carlos, que ahora vivía en California. El teléfono sonó varias veces antes de que él respondiera, su voz cautelosa.
«¿Mamá? ¿Todo está bien?» preguntó Carlos.
Carolina tomó una respiración profunda. «Carlos, hay una mujer aquí llamada Pilar. Dice que ustedes dos estuvieron involucrados y que tiene un hijo… tu hijo, afirma.»
Hubo una pausa en la línea, y luego Carlos rió, una risa nerviosa e incrédula. «Mamá, no sé de qué se trata esto, pero no tengo un hijo. Al menos, no que yo sepa.»
«Pero ella tiene pruebas, Carlos. Fotos, correos electrónicos… necesitas venir a ver esto,» insistió Carolina, su voz quebrándose.
«Mamá, yo… no puedo. Estoy en medio de un gran proyecto. Mira, me ocuparé de esto, pero no puede ser cierto. Quizás ella me ha confundido con alguien más.»
La conversación terminó abruptamente, dejando a Carolina más confundida y preocupada que antes. Pilar se quedó esa noche, y al día siguiente decidieron buscar asesoramiento legal para aclarar la situación. Sin embargo, a medida que los días se convertían en semanas, las respuestas de Carlos se volvían más evasivas y se negaba a encontrarse con Pilar y Elías.
La historia concluyó con un pesar profundo para Carolina, mientras veía a Pilar y a Elías marcharse de su casa, su futuro incierto y su relación con su hijo tensa. La revelación había abierto una caja de Pandora que parecía imposible de cerrar, dejando más preguntas que respuestas a su paso.