«¿Para qué preocuparse por los préstamos si heredaréis nuestras casas?»
Ayer, nos sentamos en un banco del parque con nuestro vecino, Roberto, quien compartió entre lágrimas sus penas. Expresó su tristeza y su deseo de mudarse voluntariamente a una residencia de ancianos, todo debido a las palabras hirientes de su hija. Roberto, viudo, crió a su hija Zoe por su cuenta, y a pesar de sus esfuerzos, ella se volvió bastante consentida y mimada.