«Hijo, No Te Enfades Porque No Te Conté Sobre Mi Enfermedad, Tienes Tanto Trabajo»: Estas Palabras de Su Madre Lo Perseguirán Para Siempre
Una tarde, volvía del trabajo y vi a mi vecino, Francisco, sentado en un banco, con lágrimas corriendo por su rostro. Un hombre de mediana edad, miraba fijamente al frente, incapaz de ocultar su tristeza—era evidente que algo terrible había sucedido. Me acerqué a él y le pregunté si había algo que pudiera hacer para ayudar, a lo que respondió: «Nadie puede ayudarme ahora, es demasiado tarde…»