Encontrando Fe en una Crisis: Cómo la Oración Me Ayudó en una Situación Difícil
Ahí estaba yo, relajándome un domingo por la tarde cuando recibí una llamada frenética de Roberto, mi inquilino. Me dijo: «Oye, Miguel, hay una familia fuera del apartamento exigiendo que los dejemos entrar. Dicen que no tienen a dónde ir.» Pude escuchar el estrés en su voz y, sinceramente, me asusté un poco.
Quiero decir, ¿qué haces en una situación así? Le alquilo mi lugar a Roberto y su familia, y ahora hay otra familia diciendo que necesitan refugio. Mi primer pensamiento fue, «¿Por qué a mí?» Pero luego recordé algo que solía decir mi abuela: «Cuando tengas dudas, reza.»
Así que respiré hondo y dije una oración rápida. «Dios, dame la sabiduría para manejar esta situación. Muéstrame lo correcto.» No fue una oración larga y elaborada, solo una simple súplica por orientación.
Llamé a Esteban, mi mejor amigo que siempre ha sido mi consejero. Tiene una calma que te hace sentir que todo va a estar bien. Esteban escuchó y luego dijo: «Miguel, tal vez esto sea una prueba de tu fe y compasión. ¿Por qué no vas allí y ves qué está pasando realmente?»
Con eso en mente, conduje hasta el apartamento. Cuando llegué, vi a Roberto hablando con una mujer llamada Lea y sus dos hijos, Rubén y Guillermo. Parecían agotados y desesperados. Lea explicó que habían sido desalojados de su lugar anterior y no tenían a dónde ir.
Sentí un tirón en el corazón. Recordé mi oración y las palabras de Esteban. Decidí confiar en que Dios me había puesto en esta situación por una razón. Le dije a Lea que aunque no podía dejarlos quedarse en el apartamento sin los arreglos adecuados, les ayudaría a encontrar un refugio temporal.
Llamé a varios lugares y encontré una iglesia local que ofrecía alojamiento de emergencia. Aceptaron recibir a Lea y sus hijos por la noche. También le di a Lea algo de dinero para comida y cosas esenciales. No era mucho, pero era lo que podía hacer en ese momento.
Mientras conducía de regreso a casa, sentí una sensación de paz invadirme. Era como si Dios me hubiera guiado durante todo el proceso. Me di cuenta de que a veces nos ponen en situaciones difíciles no para probar nuestros límites, sino para mostrarnos el poder de la fe y la compasión.
Mirando hacia atrás, estoy agradecido por esa experiencia. Me enseñó que cuando estás en un momento difícil, recurrir a Dios y a la oración puede proporcionar claridad y fortaleza. Y a veces, ayudar a los demás es la mejor manera de ayudarte a ti mismo.