La traición revelada por una llamada inesperada

Isabel siempre había creído que era una esposa devota de Fernando, su esposo de cinco años. Su matrimonio, aunque no perfecto, se basaba en el respeto mutuo y el amor. Sin embargo, el mundo de Isabel se puso patas arriba inesperadamente cuando José, el mejor amigo de la infancia de Fernando, vino a vivir con ellos por unas semanas. José era encantador, atento y todo lo que Fernando parecía demasiado ocupado para ser. Lentamente, lo que comenzó como un coqueteo inocente, se transformó en una relación completa.

Sus encuentros secretos se planificaban cuidadosamente para evitar sospechas, siempre cuando Fernando estaba fuera en viajes de negocios. Isabel y José creían que tenían todo bajo control, que su secreto estaba seguro. Pero todo cambió una tarde perezosa.

Era un día como cualquier otro en su relación. José vino bajo el pretexto de ayudar a Isabel con algunas reparaciones en la casa, mientras Fernando estaba fuera de la ciudad. Después de terminar las supuestas tareas, pronto se encontraron abrazados en las sábanas de la cama de Isabel, perdidos en el torbellino de la pasión. En ese momento, el teléfono de Isabel, que negligentemente había dejado en la mesita de noche, comenzó a sonar.

Al principio, Isabel lo ignoró, suponiendo que era solo telemarketing o quizás un amigo. Pero el teléfono continuó sonando, insistente y demandando atención. Con un suspiro, Isabel alcanzó y miró la pantalla del llamante. Era Catalina, la hermana de Fernando. El pánico se instaló. Catalina nunca llamaba si no era algo importante. José, sintiendo la tensión repentina de Isabel, la instó a responder, para no levantar sospechas.

Con la mano temblorosa, Isabel contestó el teléfono, tratando de enmascarar su respiración. «¿Hola?» logró decir.

«Isabel, soy Catalina. Tengo que decirte algo importante,» la voz de Catalina era seria, llena de una gravedad que hizo que Isabel se levantara de inmediato.

«¿Qué pasa? ¿Está todo bien?» preguntó Isabel, con el corazón latiendo fuertemente.

«Es sobre Fernando… y José,» Catalina hizo una pausa por un momento antes de continuar. «Los vi juntos, Isabel. No solo como amigos. Los vi… en un hotel, tomándose de la mano, mirándose el uno al otro de una manera que no es solo amistosa.»

El mundo de Isabel se derrumbó. La revelación fue como una espada de doble filo, golpeándola profundamente en el corazón. No solo había traicionado a Fernando, sino que también fue traicionada por exactamente esa persona por la que había arriesgado todo.

El resto de la conversación con Catalina fue como en una niebla. Isabel apenas recordaba haber colgado el teléfono. Miró a José, quien había escuchado todo, su rostro era una máscara de shock y culpa. No había nada que decir, ninguna excusa que ofrecer. La relación, construida sobre mentiras y engaños, terminó con un final devastador, dejando atrás solo corazones rotos y confianza destruida.