«Hicimos Todo por Nuestros Hijos, Pero Me Abandonaron en Mi Vejez»
Nunca imaginé que terminaría mendigando en mis años de jubilación. Mi vida parecía perfecta. Tenía un esposo amoroso y siempre encontrábamos un punto en común con nuestros hijos. Casi siempre. Como cualquier persona sensata, pensaba en el dinero. Pero nunca temí quedarme sin él. Después de todo, ahorramos, y cuando mi esposo aún vivía, incluso viajamos juntos.