«Durante tres meses mi madre y mi suegra me convencieron para que perdonara la infidelidad de mi esposo: Un viaje hacia la sanación y la unidad familiar»
Mi teléfono estaba a punto de explotar, sonando constantemente con llamadas de mi madre y mi suegra. El mensaje siempre era el mismo: «Perdónalo, sé más sabia, no destruyas tu familia.» Mirando hacia atrás, me doy cuenta de que no había nada que destruir, ya que nunca hubo una verdadera unidad familiar. Casados hace apenas un año, el amor me cegó, pero a través del viaje del perdón y la comprensión, encontramos una manera de reconstruir nuestra familia más fuerte que nunca.