«Las constantes llamadas de la suegra para pedir ayuda los fines de semana: Cuando fue suficiente»
Durante ocho años, intenté fomentar una buena relación con mi suegra. Desde que nos mudamos de un pequeño pueblo a la ciudad, comenzó a llamar a mi esposo José y a mí, pidiéndonos que fuéramos a ayudarla todos los fines de semana. Es difícil decir que no a la familia, así que siempre íbamos, ayudando con la limpieza, la cocina, la colada y el mantenimiento general de la casa. Pero hay un límite para todo.